Entrada actual
Guerra Civil, Propaganda, Testimonio

Soldado de la Guardia Nacional: Han muerto más de 4000 soldados ucranianos en la operación antiterrorista

Preámbulo: Publicamos una segunda entrevista con un soldado ucraniano, en este caso de la Guardia Nacional, en la que se duda de los números oficiales de bajas dentro del bando ucraniano en la llamada operación antiterrorista. En el día de ayer, Ucrania facilitó los últimos datos de bajas en combate, en el que se admiten 568 muertos. Esta entrevista vuelve a cobrar actualidad, ya que una vez más, los números oficiales ofrecidos por las autoridades de Ucrania son disputados incluso por sus propias tropas.

En este caso se trata de un soldado integrado en la Guardia Nacional y entrevistado por la publicación ucraniana Gordon y que accedió a ser entrevistado manteniendo su anonimato. En la entrevista, el soldado toca muchos de los temas de actualidad en este momento desde el punto de vista ucraniano, ya sean las protestas en Maidan, la organización de la operación antiterrorista o las condiciones en las que lucha el ejército ucraniano. En sus dos meses luchando en Donbass, el soldado, un hombre de veintitantos años, ha luchado en batallas en Krasny Liman, Nikolaevka, Seleznyovka, Zakotnoye y Yampol.


Original: Gordonua.com / Copyright 

Traducción de Nahia Sanzo

4000


¿Por qué no quiere dar su nombre ni la unidad en la que sirvió?

Sería el final de mi carrera militar. No tengo intención de seguir sirviendo ni tengo miedo de perder mi rango. Tengo buenos amigos y pase lo que pase estaré bien. Pero no quiero exponer a los chicos con los que luché.

¿Por qué acepta entonces hacer la entrevista?

Solo quiero explicar las cosas que están causando insatisfacción en las tropas de la operación antiterrorista: la incompetencia del comando, la ausencia total de interacción entre las unidades, la filtración de información, que parece que ocurre incluso en Kiev. Había veces que ni sabíamos a dónde íbamos o cuál era la misión, pero los separatistas estaban perfectamente al tanto de todo y nos preparaba una emboscada. Pero para explicar esto tengo que contar toda la historia.

Vamos a empezar por el principio. ¿Cuándo le enviaron a la zona ATO?

-A finales de mayo. La orden de enviar a unas docenas de personas de nuestra unida llegó una semana antes de salir. Unos días después estábamos en el campo de entrenamiento en Petrivtsi y nos dejaban ir a casa los fines de semana.

Recibimos órdenes, pero ni nos dieron un uniforme adecuado ni las armas necesarias para la lucha. Ni siquiera teníamos las botas adecuadas con una chapa especial.

-¿Qué chapa especial?

-Es una chapa de acero que llevan las botas modernas en la suela. Hay algunas minas pequeñas que parecen pétalos. No te matan, pero si las pisas y no llevas botas de combate, te pueden volar el pie.

No teníamos botas adecuadas, ni chalecos antibalas, ni uniformes especiales que no cogen fuego. Cuando estás en combate es fácil quemarse: el rifle se calienta en seguida y saltan chispas por todas partes. ¿Ve estas quemaduras en mis manos? Es por eso. No teníamos con qué protegernos los ojos, ni del polvo, no de los gases, ni de la pólvora ni de las moscas. Ni siquiera había guantes para protegernos las manos. En la guerra es necesario poder coger el rifle, que siempre está caliente, o arrastrarse por el suelo o cualquier otra cosa. Y no teníamos nada.

-¿Os lanzaron en la zona de la operación antiterrorista sin el equipamiento necesario?

-Por suerte, los líderes de nuestra unidad encontraron patrocinadores y nos dieron una suma enorme, más o menos un millón y medio de hryvnias (unos 121.300$). Así pudimos comprar todo lo necesario, pero aun así no había suficientes botas ni uniformes.

Por cierto, no solo compramos material para nuestra unidad, sino para algunos de los chicos que enviaron a la zona ATO un mes antes que a nosotros. Nos llamaron y nos contaron lo que pasaba en Donbass.

-¿Qué les contaron concretamente?

-En Kiev pensábamos que básicamente eran unos cuantos mercenarios y algún que otro local disparando intermitentemente en el Este, pero parece que casi todos eran residentes de Donbass. Y resulta que, según este grupo, los residentes no recibían bien al Ejército Ucraniano.

Por ejemplo, nuestro convoy fue del punto A al punto B a través de un pueblo, por el mercado. La gente estaba haciendo su vida, comprando y vendiendo. Pero en cuanto pasamos del mercado, nos empezaron a disparar. La gente ni siquiera se dio la vuelta. Siguieron a lo suyo, simplemente no les importaba.

-Después de esas historias, ¿seguían queriendo proteger Donbass?

-Algunos se negaron desde el principio porque pensaron que no serían capaces de aguantarlo psicológicamente. Pero esos son menos del 10%. No creo que esto sea una traición. Cada cual debe ser honesto consigo mismo para no decepcionar a los camaradas en la batalla. Sinceramente, pude haberme librado, pero no quería que lo que pasaba en Donbass se extendiera a Kiev, donde vive mi familia. Puede que sea egoísta, pero es verdad.

-¿Tenía miedo? ¿Sabían que iban a una guerra de verdad?

-No tenía miedo cuando llegó la orden. Pero la ansiedad comenzó durante el entrenamiento en Novi Petrivtsi.

-¿Qué pasó en el campo de entrenamiento de la Guardia Nacional?

-Teníamos un instructor para prepararnos para la operación antiterrorista. Es una persona increíble: profesional, buen profesor, adora su trabajo. Nos enseñó a defender un puesto de control, a tomar un edificio, a proteger un vehículo blindado o a resguardarnos en un ataque con mortero. Resultó que no sabíamos nada. ¡Nada!

-¿No sabían? Antes de la entrevista me dijo que había trabajado para el Ministerio del Interior durante años.

-Normalmente íbamos al campo de tiro una o dos veces al año para aprender a disparar. Era así: había alguien que hacía de terrorista, o de rehén, y le apuntarías desde unos 20 metros. Es un ejercicio tonto, no se parece lo más mínimo a las condiciones de combate. En el ejército, la base era la forma física y lo táctico: asaltos, barridos, la retirada. En el entrenamiento de tiro hacíamos ejercicios basados en normas militares anticuadas.

El instructor nos dijo casi entre lágrimas: “tenéis un nivel muy bajo de entrenamiento, no sé qué hacer. Para llegar a un cierto nivel, necesitas dos meses de entrenamiento y solo tenemos unos días”. Lo peor de todo es que la mitad del tiempo se pasaba alardeando.

-¿Qué quiere decir con alardeando?

-Avakov y Turchynov vinieron al campo de entrenamiento (Nota: Avakov era entonces presidente en funciones además de presidente del Parlamento). Nos escogieron a unos cuantos de la unidad y realmente nos preparamos para la demostración

Todo lo que se ve de Novi Petrivtsi es un decorado de una película. El centro de entrenamiento no tiene ninguna forma de preparar las técnicas de pelea de verdad. ¿Nos vamos a la operación antiterrorista en un par de días y tenemos que preparar una demostración para los políticos? Es absurdo.

Después de un par de días de entrenamiento nos mandaron a casa con permiso de fin de semana. Pero luego nos llamaron al día siguiente porque había que defender Kiev de provocaciones o actos terroristas. Adelantaron el entrenamiento médico y nos mandaron a Donbass.

La mayoría mentimos a nuestras madres, a nuestras mujeres. No les dijimos dónde íbamos, solo que volveríamos pronto. Yo no le dije a mi familia dónde iba.

-¿Dónde les mandaron exactamente?

-Al campamento ATO en la región de Kharkov. Es un campo inmenso, una parcela asfaltada y tiendas de campaña donde viven los generales. O más bien donde pasan el rato, porque principalmente duermen en hoteles. Es bonito. Pero ponían tiendas soviéticas cubriendo las tiendas modernas de los generales y luego una tercera.

-¿Por qué?

-Para que no hubiera goteras porque casi todas las tiendas tenían agujeros. No hay electricidad y las tiendas están en el suelo. El día que llegamos caía una tormenta enorme y la tienda estaba completamente inundada. Dormí en un colchón completamente mojado. En el este de Ucrania llueve mucho y la tierra se hace  barro. Nos hundíamos y el campamento se llenó de barro.

No puedes fumar por la noche o es una sentencia de muerte. Los campamentos siempre están bajo el fuego de artillería y un francotirador te puede matar con que solo vea la llama del cigarro. Se pueden usar móviles, pero no es recomendable, porque los separatistas controlan las frecuencias. Yo solo llamaba a un amigo al día solo para decir “todo está bien, estoy vivo”.

-Con las tiendas inundadas, los colchones mojados, ¿bajó la moral?

-Nos acostumbramos, pero luego comenzamos a sentir resentimiento contra la operación.

-¿Cuál fue la primera misión de combate?

-¿Recuerda el primer helicóptero derribado cerca de Karachun? (Nota: el 29 de mayo los separatistas derribaron un helicóptero en la zona de Slavyansk. Murieron doce personas: seis soldados de la Guardia Nacional, dos miembros de la tripulación y seis miembros de las fuerzas especiales del Ministerio del Interior). Hay 60km entre el campamento ATO y el puesto de control de Karachun. Hay que llevar comida y munición para los chicos.

Cargamos todo en los APCs. No había sitio y yo tuve que ir arriba. Avanzamos 20km y el APC se estropeó. Ni siquiera es porque lo maltratáramos, era demasiado viejo. No es solo el mantenimiento. El vehículo pesa 12 toneladas. Tuvimos que pedir otro, descargar y volver a cargar las provisiones.

-¿Siguieron su camino?

-Sí, seguimos hacia el pueblo. Un 20% de la población nos saludó alegre, pero el 80 restante nos gritaba “¿qué hacéis aquí?” Intentamos pasar por el pueblo rápido, pero el motor se empezó a calentar y se paró en medio del pueblo. Todavía no teníamos claro si los separatistas estaban escondidos en las casas de la gente o no, si nos atacarían o si se dispersarían. Pero tuvimos que esperar a que se enfriara el motor o habríamos perdido otro BTR.

Llegamos al puesto de control de Karachun diez minutos antes de que los separatistas derribaran el helicóptero. Y los nuestros estuvieron a punto de matarnos…

-¿Cómo?

-Los nuestros estuvieron a punto de dispararnos desde el puesto de control. Entonces no sabíamos que tenía que haber una bandera ucraniana en cada vehículo.

-Es algo extraño: los separatistas también podría poner una bandera para despistar y pasar los puestos de control ucranianos.

-Eso es otra historia. Los chicos se pasan el día en las trincheras bajo el fuego de artillería en estos puestos de control. Los separatistas se esconden en los pueblos, en los patios, en las iglesias. Preparan la artillería y dejan que aplaste a nuestros chicos, que no pueden responder. Desde el monte Karachun vieron cómo derribaban el helicóptero, pero no pudieron hacer nada. Dispararon un misil cohete desde el pueblo.

-¿Pudieron volver sin problemas después de la misión?

-El motor del blindado volvió a calentarse, así que paramos otra vez para que se enfriara. Luego avanzamos unos kilómetros y explotó una rueda.

-¿Pisaron una mina?

-No, la rueda simplemente explotó, además en el peor sitio posible. Estábamos en medio de un valle, con colinas por todas partes, completamente expuestos. Éramos víctimas propiciatorias. Por suerte, pudimos avanzar muy despacio y llegamos al campamento.

-Ha mencionado que la población daba una recepción muy fría al ejército.

-En cuanto empezó la crisis en el Este, la población acogió a las milicias, las recibía como héroes de un ejército de liberación. Cuando empezaron a comportarse de forma escandalosa, la población vio qué eran en realidad. Aunque los separatistas tienen una red de inteligencia muy desarrollada entre los residentes de Donbass.

Por ejemplo, fuimos a una zona relativamente segura en un blindado. De repente, viene un taxi y se coloca delante de nosotros un cuarto de hora. Nos escondemos en los arbustos y el taxista sigue ahí, todo el rato hablando por teléfono.

-¿Cómo se libraron de él?

-Disparamos al aire cuando nos alejábamos y el taxi se quedó atrás. Parar un blindado en un área no protegida es peligroso, porque los separatistas pueden disparar desde los arbustos, con una granada por ejemplo. Es un arma explosiva que puede quemar la armadura del blindado. Por desgracia, esta es una práctica común entre las tropas ucranianas, cuando los chicos quieren comer y no atragantarse.

-¿Perdón?

-Hay filtraciones dentro del ejército. Algunos revelan información cuando creían que era necesaria y un convoy sufrió una emboscada. Y por eso, nuestras tropas son atacadas y da aire a los  separatistas.

Yendo a Karachun, cuando se estropeó el blindado por primera vez, estábamos cerca de un punto de control ucraniano controlado por voluntarios. Uno de ellos se acercó y empezó a sacar fotos cuando estábamos distraídos. Sacó fotos de nuestras armas y de la matrícula del blindado. Le pedimos dos veces que no hiciera eso. Nos dijo que solo eran para él. Pero tuvimos que quitarle el teléfono y borrar las fotos.

-¿Cuándo vio que la población había cambiado de opinión con respecto a las tropas ucranianas?

-Cuando dos mujeres se lanzaron a nuestros pies en Zakotnov llorando “¡os hemos estado esperando!” (Nota: las milicias tomaron Zakotnov, en la región de Donetsk, en abril. Más tarde hicieron explotar el puente sobre del río Seversky Donets. La mayor parte de la población abandonó el pueblo. Las tropas ucranianas lo recuperaron el 1 de julio).

Según los informes de inteligencia, no quedaba nadie en Zakotnov, ni civiles ni separatistas, pero había que barrer el pueblo igualmente, porque el día anterior los separatistas habían matado a tres soldados ucranianos en una emboscada. Realizamos una búsqueda casa a casa, sótano a sótano, buscando separatistas, trampas y demás.

En la primera granja que vi, me di cuenta de por qué la gente apoyaba a RPD y a RPL.

-¿Por qué?

-Nunca había visto tanta pobreza antes. Créeme, no soy rico. Crecí en una familia normal. Pero los pueblos del este de Ucrania van más allá de todo límite: los centros están muertos, no funciona nada, es un círculo de pobreza. En el oeste de Ucrania la gente no es rica, pero tienen buenas casas, son casas ricas comparadas con las del este.

Puede sonar duro, pero cuando la gente ha aguantado tanta miseria en silencio tanto tiempo, hay un precio. Tienes que cortar el ciclo, trabajar y no esperar que un jefe te diga “tío, ahí tienes un trabajo, un coche y un piso”. Pero en Donbass piensan que la RPD es la cura a todos los males.

-Volvamos a Zakotnov. Hablaba de un barrido.

-Sí, entramos en una de las casas. Era pobre, pero estaba arreglada, con estanterías, un sofá y colillas en el suelo. Una casa vacía no estaría tan desordenada, así que nos dimos cuenta de que había separatistas. Por la cantidad de colillas, supusimos que llevaban allí tiempo. De repente, viene un hombre de unos 50 años. Estábamos nerviosos por todo lo que nos había pasado y nos vino directamente así que le gritamos “¡pare!”. No dijo nada, pero seguía viniendo hacia nosotros. Disparamos al aire, paró y levantó los brazos. Resulta que el hombre había perdido el habla por una parálisis. Le explicamos que éramos del ejército, que estaba a salvo.

-¿Quién os recibió como salvadores?

-Fuimos a otra casa, también muy pobre. Bajamos al sótano y en la pared estaba escrito a tiza “somos 7 personas: 2 niños, 2 mayores y nos escondemos de las balas”. Estas palabras nos emocionaron, pero hemos visto casos similares en que soldados ATO creen estas cosas y caen en una trampa. O que han ido al sótano y, sorpresa, se encuentran con el rifle de un separatista.

Abrimos la puerta del sótano y oímos llorar a un niño. La mujer subió con los niños y una mujer mayor. Cuando vieron que éramos del ejército ucraniano se tiraron a nuestros pies llorando. Fue algo incómodo. Les pedimos sus pasaportes y que salieran por la puerta.

-¿Por qué?

-Hemos aprendido de la experiencia. No te puedes relajar alrededor de los civiles o te pueden disparar en un patio o en un jardín. Les sacamos de casa, les dimos agua y les preguntamos por qué no se fueron cuando los separatistas empezaron a saquear. “¿Dónde íbamos a ir?”, nos dijeron. “Tenemos la granja, las vacas y la casa. Si nos vamos, lo robarán todo. Os hemos estado esperando desde hace casi un mes”.

Por cierto, sobre estos barridos, un ejemplo del batallón de voluntarios Kiev-1, que es parte del Ministerio del Interior. Trabajamos juntos para capturar Nikolaevka en la región de Donetsk (Nota: la lucha por la ciudad duró 4 días, hasta que Ejército ucraniano tomó Nikolaevka el 4 de julio). Derrotamos a los separatistas por dos frentes, los paracaidistas por un lado y la Guardia Nacional por otro. Los paracaidistas fueron por la zona industrial, donde hubo mucha lucha. La Guardia Nacional y Kiev-1 fuimos por la parte residencial. A las seis de la tarde comenzó el asalto y nos encontramos con fuego del enemigo. Tomamos posiciones defensivas en la primera calle y empezamos el barrido. Ya he hablado de Zakotnov, donde fuimos paso a paso, barriendo las casas y los sótanos en busca de separatistas, pero no encontramos trampas. En Nikolaevka Kiev-1 no hizo un barrido adecuado, sino que lanzaron granadas.

La ofensiva estaba planeada para el día siguiente. En la reunión del día anterior el comandante de Kiev-1 dijo: “mi gente está preparada física y psicológicamente”. Así que el batallón voluntario aceptó que la Guardia Nacional fuera primero, tomara posiciones y abriera un corredor para que ellos barrieran la zona.

-¿Otra vez con granadas?

-El segundo día no lo hicieron de una vez. La Guardia Nacional  tomó la zona residencial paso a paso, abrimos un corredor y entonces Kiev-1 se nos unió. La zona más difícil, la zona industrial, era para los paracaidistas. Tuvieron que enfrentarse a las fuerzas de los separatistas. Hicieron un trabajo increíble, muchos de ellos murieron. Estos hombres merecen un monumento. Son los más duros y los más temerarios de las Fuerzas Armadas Ucranianas. Les da igual si no tienen chalecos antibalas adecuados y siempre dispuestos a luchar hasta el final. Por desgracia, muchos de ellos han muerto.

-Recuerdo que la televisión habló de Nikolaevka como el bautismo de fuego para Kiev-1

-Lo oímos cuando volvimos a la base, que los Kiev-1 y los paracaidistas habían liberado Nikolaevka de los separatistas. Y no había ni palabra de la Guardia Nacional. La historia era que Kiev-1 lo había hecho todo.

Hace poco me he horrorizado al ver que el “Canal 1” ruso da una imagen más realista del ejército ucraniano en la zona ATO que nuestros medios, ¿sabe?

-¿Se refiere al canal que habló de que el ejército ucraniano había crucificado a un niño de tres años?

-Me doy cuenta de que lo que digo no gusta. El hecho es que la televisión rusa habla de los problemas reales de los soldados ucranianos, principalmente la escasez de provisiones, los problemas de comunicación y la situación miserable en que se encuentran los soldados.

-¿No le parece extraño que la televisión del país agresor pase tanto tiempo en los problemas de nuestras fuerzas armadas?

-Lo que me parece raro es el mensaje de que todo es más o menos normal en la zona ATO que dan las noticias de Ucrania, que el dinero va al ejército y que se cuida a los soldados. Tenemos que enseñar la situación tal y como es, para que todo ciudadano ucraniano vea que es una guerra de verdad, que se diga la verdad para ayudar a los soldados. Pero en cambio la televisión habla de que llevan a los soldados a conciertos, cómo les preparan la comida, dicen que todo está bien, que las tropas en Donbass nadan en chocolate. Todo es perfecto. Y no es verdad.

También es increíble que los batallones de voluntarios tengan mejor logística, armas o munición que el propio ejército. ¿Por qué Kiev-1 u otros batallones tienen patrocinadores tan generosos mientas el ejército regular se  muere de hambre aunque esté haciendo el mismo trabajo o más?

-Según los últimos datos oficiales, 363 soldados han muerto en los últimos cuatro meses en la operación antiterrorista. ¿Cree que es cierto?

-Es mentira. Si la televisión dice que hay dos o tres soldados muertos un día, sabes que eran en realidad 12 o 13, puede que más. Más de 4000 soldados han muerto en la operación antiterrorista en Donbass. Los oficiales mienten cuando hablan de 363 y además saben que están mintiendo.

-¿Cómo se esconde al público la muerte de tanta gente?

-Se puede hacer. Muchos soldados ni siquiera están registrados en las listas oficiales ATO. Si a un chico le pegan un tiro en la cabeza en Donbass el personal escribe: “Causa de la muerte: mal uso de armas”. Los paracaidistas que liberaron Semenovka  estaban apuntados en las listas como si estuvieran en fase de entrenamiento.

-Hay mucha evidencia gráfica en internet de separatistas tirando los cuerpos de sus compañeros. ¿Pasa algo similar en el ejército?

-Recogemos a los nuestros. Pero a veces no puedes recoger nada. Por ejemplo, si pisas una mina, ya está. Eso es todo, no hay equipamiento, ni gente ni nada, todo está en pedazos. En los documentos aparecen como desaparecidos. Pero si hay un trozo del cuerpo –un brazo, una pierna, algo con un tatuaje, que puedan identificar al cuerpo- se dice a las familias que han sido encontrados.

Se podrían haber evitado muchas  muertes, pero el problema es la organización interna de la operación antiterrorista, o más bien la falta de organización. Todo es aleatorio: puede que se pueda trasladar a un herido o puede que no. Puede que haya que esperar mucho para que llegue un helicóptero porque no se ha rellenado un papel correctamente. Y a veces hay actitudes extrañas con respecto a los muertos.

-¿Qué quiere decir con extrañas?

-Tuvimos que participar en una operación conjunta con las Fuerzas Armadas para capturar y barrer Krasny Liman. Nuestro convoy estaba divido en dos: una por a través de la ciudad por una parte y la otra, donde yo iba, por la otra. El plan era atacar a la vez por los dos lados.

Nos encontramos con una emboscada en Seleznevka y por poco no salimos. Nos estuvieron disparando durante tres horas y 20 minutos. Dos de los nuestros murieron. Luego evacuamos a todo el mundo a un campo cerca de un puesto de control. Los heridos y muertos del otro grupo, que había conseguido llegar a Krasny Liman, fueron allí también.

El campo era del tamaño de medio campo de fútbol y estaba lleno, lleno, de muertos y heridos. Vinieron helicópteros y se llevaron primero a los heridos críticos, luego los menos graves y al final a los muertos. Habíamos salido de la pelea a las 9:20 y se llevaron a los muertos a las 16:30. Cuando cargaron los cuerpos, estaban en la misma posición en la que habían muerto. Menos mal que había algunos hombres más experimentados, que realineaban los brazos y las piernas de los muertos, porque si no con el rigor mortis tendrías que romperles los huesos para meterlos en el ataúd.

-Puede que no sea indiferencia, que sea cansancio. Sobre todo sabiendo que la batalla de Krasny Liman fue de las más violentas.

-No, es ignorancia, incompetencia y lo peor de todo, falta de voluntad e indiferencia. No debería ser así. Deberían al menos cubrir los cuerpos en lugar de tirarlos a cualquier parte en este calor. Y no es que no haya suficientes médicos, los mismos soldados podrían cerrar los ojos a los muertos.

-¿Ha habido problemas psicológicos?

-La mayoría hacen lo que yo hago: llamar a casa lo justo, decir que todo está bien, que estás vivo y nada más. Créeme, llamadas diarias a las madres o esposas no ayudan con la estabilidad emocional. Algunos sí que lo explicaban todo a sus mujeres.

Y crisis, hubo una cuando el padre de un soldado de 40 años murió. Cogió sus cosas y se fue sin permiso.

-¿Qué hay de los suministros?

-Ahí va un ejemplo. Tenemos diferentes uniformes: un soldado lleva uniforme americano, otro ucraniano y otros que ni se imagina. Para distinguirnos nos ponemos una tira amarilla en el brazo. Y pegamos otra en el casco.

Íbamos en un convoy. Los chicos del primer blindado de repente dijeron que habían visto algunos que parecían de los nuestros pero que llevaban tiras rojas. Preguntaron a un superior si disparar o no. Ordenó esperar y después de un rato gritó que no dispararan. Resulta que eran de los nuestros y venían hacia nosotros pero no les quedaba cinta amarilla.

En otra ocasión, se acercaba otro grupo, pero no tenían ni cinta amarilla ni cinta roja. Empezamos a disparar y entonces un superior grita: “no disparen, son de los nuestros”. Resulta que era un grupo de reconocimiento. Simplemente se había acabado la cinta. Por suerte nadie resultó herido.

-¿Quiere decir que la mayor necesidad es la cinta amarilla?

-Me gustaría saber cómo el estado dice que ha asignado billones para la operación antiterrorista y ni siquiera hay cinta adhesiva para los soldados.

Nuestra gente en Donbass necesita de todo: pantalones, calcetines, efectos de higiene personal, sacos de dormir, colchones, uniformes, cascos, chalecos antibalas y demás. Y realmente hacen falta suministros médicos, sobre todo calmantes.

Luchamos solo con Ketanov (un antiinflamatorio destinado a calmar a corto plazo dolor moderado a severo). Si estás herido hay una serie de pasos: un torniquete, una vía, algo de anestesia. Y todo eso mientras te disparan constantemente y tú disparas con una mano. En cambio los separatistas tienen Nalbuphine (un opiáceo para el dolor agudo) en sus botiquines de primeros auxilios y eso te hace ganar tiempo. Es un vial con una jeringuilla integrada: lo sacas, giras el tapón y lo inyectas.

En combate los botiquines de primeros auxilios se acaban rápido, nunca hay suficiente. Es un ciclo: si tienes un torniquete, seguro que te vuelven a dar ahí. Cuando caímos en la emboscada en Krasny Liman uno de los paracaidistas tenía seis heridas de bala.

-¿Cómo es la comida en la zona ATO?

-Nos daban de comer tres veces al día, pero era comida militar.

-¿Eso quiere decir que era austera pero nutrida?

-Quiere decir insípida y poco satisfactoria. Por la mañana, crema de avena hecha con agua, un poco de queso y mantequilla con un pan asqueroso y té. Para cenar: sopa o borscht, pero al estilo militar, simplemente horrible. En diez minutos ya tienes hambre otra vez. En realidad tuvimos suerte con los envíos de comida. En otros campamentos y puestos de control los niveles iban más allá del bien y del mal. Básicamente solo les daban de comer por la noche.

­-Casi temo preguntar…

-Algunas noches te daban una chuleta con la crema de avena insípida. No creo que fuera todo carne, pero era comestible. En el ejército ucraniano, en tiempos de paz como en tiempos de guerra, la comida siempre es mala. ¿No ha notado que muchos soldados que dejan el servicio tienen enfermedades de estómago o de páncreas?

-¿Y qué es de las raciones americanas? El Ministerio de Defensa dice que ha enviado una gran cantidad a la zona ATO.

-En dos meses he probado una de esas raciones. Después de Semenovka. Uno de los chicos consiguió una y la compartimos.

-¿Qué quiere decir con consiguió? ¿No las distribuyen a todos?

-No, están siempre cerca de los generales, no nos llegaban a nosotros. Pero era comida muy sabrosa, buena. Se abre el paquete y se echa agua. Hay una reacción química que calienta la comida. Con una ración aguantas medio día.

-¿Cómo pueden subsistir a base de crema de avena y sopa líquida?

-Nos ayudaron mucho los voluntarios, concretamente los Kharkov Ultras. Buscaron patrocinadores y trajeron cascos, chalecos antibalas, sacos de dormir, colchones, comida enlatada… El ejército no tiene nada. Créeme, con el volumen y la frecuencia de los envíos, los chicos gastaron mucho dinero. Por ejemplo, nos trajeron cigarrillos. ¿Sabe cuánto cuestan los cigarrillos? Gente muy maja que nos ayudó mucho.

­-La Guardia Nacional está compuesta por las antiguas fuerzas de seguridad, que se opusieron a los activistas de Maidan. ¿Surgieron controversias sobre la revolución?

-Solo conocí a los Kharkov Ultras la tercera vez que vinieron. Antes solo los había visto en la carretera, en algún convoy, pero no venían al campamento. En general nos encontrábamos y les agradecíamos su ayuda. Entre los voluntarios había uno con heridas en las piernas. Le pregunté y me dijo que “fue en Maidan”. Le explotaron dos granadas bajo los pies.

Estuvimos hablando. Los ultras y los voluntarios odian a los Berkut. Me sorprendió. Ya no nos miraban mal, las antiguas fuerzas de seguridad, aunque habíamos estado en distinto lado de las barricadas en Maidan. Cada cual tiene su verdad, pero todos tienen una causa común: ganar la guerra. Nadie discute sobre Maidan.

-¿Por qué le sorprendió la actitud de los activistas hacia los Berkut? Después de todo, agredieron y dispararon a los activistas.  

-En cada unidad hay de los que hacen su trabajo y de los que se dedican a airear su ira con los otros. Créeme, Berkut está luchando en la operación antiterrorista ahora. Muchos de ellos tienen educación, son profesionales y excelentes luchadores contra los separatistas. Muchas cosas raras pasaron en Maidan, aún hay muchas preguntas sin responder.

No solo murieron activistas, también miembros de las fuerzas de seguridad. Las heridas son las mismas seas civil o policía. Yo creo que trajeron gente contratada que alternaba entre disparar a activistas de Maidan y a la policía. Los francotiradores los puso el bando que se beneficiaba del caos. La protesta no habría tenido tanto efecto si no hubiese habido sangre.

-¿A quién benefició?

-Había mucha gente interesada: los que llegaron al poder y los que estaban en el poder pero no en posiciones clave. Habrá que responder a estas preguntas, pero después de la guerra.

-¿Cuánto tiempo estuvo de servicio en Maidan?

-Diez minutos, y mis hombres estuvieron casi tres meses, hasta que Yanukovych huyó.

El 1 de diciembre tuvimos una situación de emergencia y nos ordenaron salir de la calle Bankova. Nos dijeron que había disturbios y que había que proteger al presidente.

-Fue el primer asalto en la administración presidencial después de que los estudiantes fueran dispersados por la fuerza. Los activistas tienen dudas sobre lo que pasó. Muchos creen que fue una provocación planeada.

-Como fuerzas del orden, también tenemos dudas. Por algún motivo no nos dieron escudos de metal. Nunca había pasado antes. El escudo es una parte indispensable del equipamiento. Cuando llegué a la administración presidencial, vi que ya había muchas tropas del Ministerio del Interior y Berkut en el patio. Todos tenían heridas, fracturas y golpes. Había sangre por todas partes, médicos curando heridos. En la parte delantera había autobuses militares, explosiones, gritos…

Nos dieron la orden: gas. Nos pusimos las máscaras y nos quedamos atrás porque las primeras filas son de reclutas jóvenes. Ellos tampoco tenían escudos. Empezaron a llover piedras y trozos de hierro a gritos de “vergüenza”.

-Si no recuerdo mal, en el grupo de activistas había un grupo de jóvenes con máscaras que actuaban de forma muy violenta.

-Es cierto. Muchos llevaban varas de metal con cadenas o pelotas de metal con tornillos pegados. Nuestros comandantes nos preguntaban por radio a ver qué hacían, qué orden dar, si avanzar o no. Pero no había nadie, no había órdenes. Fueron cayendo filas y me encontré en la segunda. Nos defendimos con las porras y nada más.

-¿Qué quiere decir con nada más?

-Recuperé la consciencia y vi que estaba en el suelo en la nieve derretida. Solo me desperté porque tenía mucho frío. Oí gritos: “no le deis en la cara. Tiradle amoniaco en la cara”. Abrí los ojos, pero no veía nada, todo estaba borroso. Luego me dijeron que me habían dado un golpe en la cabeza que había roto el casco en dos. Pasé un par de horas tirado en el suelo. Todo el mundo arrastraba a los heridos. Oí a una enfermera que decía a un herido: “asegúrate de no cerrar los ojos. Voy a volver a ayudarte esta noche, no cierres los ojos”.

-¿Por qué no fue hospitalizado de inmediato?

-Había demasiados heridos graves. En la ambulancia pasaron media hora preguntando quiénes éramos, altura, edad. No me acordaba de mi fecha de nacimiento, pero me sorprendió que hombres heridos aguantaran media hora de preguntas.

En el hospital me dijeron que tenía una conmoción y un brazo roto. Se puede ver la cicatriz en mi mano. No sé cómo pasó, no lo recuerdo. Parece que alguien me pinchó.

Las noticias decían que todo estaba bien, que no había soldados heridos. Pero las enfermerías estaban hasta los topes. El tercer día se acabó el material médico. Lo tenías que comprar con tu dinero. Luego nos dieron unos sobres para compensar con unas 5000 hryvnia (80$).

­-Me pregunto por qué ese ataque de generosidad del régimen de Yanukovych.

-(Risas) Para que no hablara con la prensa. Un comandante militar (no le reconocí, pero era un hombre importante) vino a verme a casa y me preguntó por qué no teníamos escudos. No lo podía creer cuando le dije que no había orden. Hablamos un rato, me agradeció el servicio y se marchó. Luego un joven vino y me dio el dinero.

-¿Usted qué piensa que paso? ¿Por qué les enviaron sin escudos?

-Era una ventaja para algunos si había una masacre de tropas del Ministerio del Interior porque así podrían dispersar Maidan. El Gobierno quería demostrar que no eran activistas civiles sino extremistas.

-Después la televisión de la “familia” empezó a enseñar a diputados del Partido de las Regiones visitando a los soldados heridos. Pensé que estaría preparado…

-El hospital estaba lleno de gente con lesiones cerebrales y huesos rotos, pero había más: algunos tenían quemados los ojos. Durante la pelea capturaron a uno de nuestros hombres y le quemaron la cara a través del casco.

Mucha gente vio que se estaba usando a las tropas del Ministerio del Interior por motivos políticos. Algunos fueron al hospital y otros siguieron con su trabajo. Hay que entenderlo: nos dieron órdenes y las seguimos. Fue duro y algunos nos encontramos en un lado y amigos y familia en el otro. Pero las órdenes son las órdenes, no hay discusión.

-¿Incluso si es una orden criminal como disparar a la gente?

-Hay que seguir las órdenes siempre. Eso lo enseñan en el entrenamiento militar: se siguen las órdenes aunque sean contrarias a los intereses, la salud o la vida del soldado. ATO confirma esto.

­-¿Cómo estaba el ambiente cuando vieron que Yanukovych había huido?

-No nos habían tratado especialmente bien antes, y después de Maidan había sido horrible para las familias. La moral estaba mal. No sabíamos si teníamos que continuar nuestro servicio o no. La mayoría siguieron, pero muchos directamente se fueron.

-¿Qué cree que pasará en la guerra de Donbass?

-Sinceramente no lo sé. Estoy triste y confundido. Cuando fuimos a Slavyansk vimos que había muchos chicos jóvenes y adultos con los locales. Entiendo que muchos de ellos trabajaron para los separatistas y cuando huyeron escondieron las armas debajo del colchón y fueron a recibir ayuda humanitaria de Kiev. Creo que si alguien se atreve otra vez, los locales sacarán las armas otra vez y volverán a hacer lo mismo que estos meses. Es un círculo vicioso.

-Pero incluso a pesar de la mentalidad de Donbass y los problemas, las tropas ucranianas ganarán…

-…y teniendo en cuenta que los separatistas están huyendo de sus posiciones. Recuerda Slavyansk. Strelkov huyó. Hubo batallas muy duras en Nikolaevka, el primer día nos golpearon duro, pero el segundo se retiraron de repente. Y no era porque tuvieran miedo. Tengo la sensación de que esa huida era parte de un plan. Creo que, igual que en Maidan, la guerra en Donbass es algo sucio, que hay algún tipo de acuerdo entre los estados (Rusia, Ucrania, Occidente) y las élites del Este.

-¿Volverás a la zona ATO?

-Si hay una orden, desde luego. La motivación es la misma: proteger a la familia y amigos. Pero quiero dejar clara una cosa para cualquiera que esté ahora en ATO: vamos a acabar ahí e ir a Kiev a poner orden. Después de la guerra nadie tolerará las terribles condiciones en las que está el ejército, las armas anticuadas, la incompetencia de los comandantes, las filtraciones de información y demás.

 

Comentarios

Trackbacks/Pingbacks

  1. Pingback: Anónimo - 12/08/2014

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Reportes del frente archivados.

Registro

agosto 2014
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
25262728293031
Follow SLAVYANGRAD.es on WordPress.com

Ingresa tu correo electrónico para seguir este Blog y recibir notificaciones de nuevas noticias.

Únete a otros 2.260 suscriptores

Estadísticas del Blog

  • 2.503.279 hits