Entrada actual
Uncategorized

La última prioridad

Dentro de su enorme maraña de planes, propuestas y fórmulas tanto de paz como de victoria, todas ellas dirigidas a sus enemigos o a sus proveedores, Volodymyr Zelensky y su leal Oficina del Presidente habían olvidado a la población a la que le deben sus puestos en el Gobierno. El hecho de que el único factor electoral sea el estadounidense ha hecho quedar en un segundo plano el intento de convencer a las personas residentes en Ucrania o quienes han abandonado el país huyendo de la guerra. Solo después de la formulación de los términos que Ucrania espera ingenuamente que Rusia firme aceptando rendirse, el Plan de Paz, y la lista de deseos que los aliados han de cumplir en forma de armamento y concesiones políticas y económicas, el Plan de Victoria, el Gobierno ha decidido elaborar un plan dirigido a la situación interna del país.

La urgencia es obvia. Aunque hace tiempo que los datos no son fiables, es evidente que Ucrania padece los efectos de la pérdida de población, que no solo se traduce en escasez de personal que reclutar para continuar enviando al frente, sino también en las posibilidades de revitalizar la industria militar para reducir la dependencia del armamento enviado desde el exterior. Las dificultades para movilizar potenciales reclutas se producen también a la hora de encontrar trabajadores para esas industrias, en parte porque han sido enviados al frente o han abandonado el país, pero también por el temor a acudir al trabajo, lugar en el que pueden ser fácilmente detectados por los agentes del reclutamiento. Frente a esas dificultades de mantener estable al personal de las escasas industrias que Kiev hace un esfuerzo por reanudar, otro de los problemas es precisamente el contrario, la falta de empleo para la población desplazada o en las zonas deprimidas del país, que contrastan con la economía de las clases medias y altas, cuyos restaurantes y salas de fiesta se llenan cada fin de semana (en ocasiones para disgusto de quienes llevan meses sufriendo en el frente y no pueden ser desmovilizados debido a la falta de relevo).

La llegada del invierno puede complicar aún más la vida de la población civil, que según explica esta semana Financial Times, superó la temporada de frío de hace un año gracias a un acuerdo tácito entre Rusia y Ucrania en el que hubo un compromiso de no atacar las infraestructuras energéticas. Según dicho medio, esa vuelve a ser la esperanza de Kiev, aunque tanto Ucrania como Rusia han negado que estén produciéndose negociaciones. La situación actual es mucho más complicada que la de hace un año debido a que los bombardeos rusos no se han centrado en estos meses en las infraestructuras de distribución eléctrica, sino en la producción, una escalada que se ha iniciado en los últimos meses como respuesta al aumento de los ataques ucranianos en territorio ruso, especialmente aquellos contra las refinerías de petróleo en Rusia. El hecho de que no se hayan producido bombardeos de centrales hidroeléctricas en varias semanas puede indicar la repetición de ese compromiso no escrito que se produjo hace un año o puede confirmar la existencia de negociaciones más formales para lograr un acuerdo. Sin embargo, la inestabilidad de la situación hace posible que, incluso en caso de que existiera un futuro acuerdo, los ataques se reanudaran en cualquier momento en el que una de las partes entienda que la otra ha dado pasos que considera hostiles.

Cualquier acuerdo no escrito o una negociación indirecta para un alto el fuego parcial en las infraestructuras energéticas llegaría tarde. El invierno se acerca con más rapidez de la que Ucrania y sus aliados pueden reparar los daños causados. Ha pasado más de un mes desde que Zelensky denunciara que Rusia había destruido todas las centrales térmicas y casi toda la capacidad hidroeléctrica de Ucrania. Lo hacía casi ocho semanas después de que el inicio de la aventura de Kursk frustrara las negociaciones con las que debía llegarse a un acuerdo precisamente para evitar una mayor destrucción de esas infraestructuras en un momento en el que Kiev habría tenido varios meses para preparar planes de contingencia. Sin embargo, los objetivos políticos y geopolíticos demostraron ser la prioridad sobre el bienestar de la población y Ucrania optó por iniciar una operación miliar que hacía imposible las negociaciones.

Poco se sabe de cuáles serán los contenidos del plan que Zelensky ha ordenado elaborar y con el que pretende organizar la situación interna para hacer posible la supervivencia del país en el contexto de la guerra. Si la actuación del Gobierno ucraniano en los dos años y medio de guerra conta Rusia puede utilizarse como guía, las medidas exclusivamente dirigidas a la mejora de las condiciones de la población serán escasas. Y es que incluso las escasas medidas que pueden paliar ligeramente el sufrimiento de la población, como la entrega de mil grivnas (alrededor de 22€) por persona para emplear en productos ucranianos, tienen objetivos ocultos. No se trata tanto de la sugerencia del Gobierno de donar esos fondos al ejército sino de la letra pequeña, que impide a las personas refugiadas en el extranjero percibir esa ayuda, por lo que se ha planteado como un ingenuo revulsivo para que quienes abandonaron el país regresen. Su importancia, como no se ha cansado de repetir Zelensky, radica en su aportación a la patria en tiempos de crisis y su papel ha de ser el de luchar en el frente o pagar impuestos para que puedan hacerlo quienes ya están en las trincheras.

La ausencia de organizaciones capaces de movilizar a la sociedad, la ola nacionalista causada por la agresión externa, la huida del país de millones de personas, el temor a ser calificados de quinta columna o el miedo al uso de la fuerza por parte de las autoridades o de la extrema derecha han mantenido en estos dos años la paz social y no se han producido más que ataques esporádicos a los agentes del reclutamiento sin que ninguno de los episodios amenace un estallido social. Sin embargo, el empobrecimiento y la fatiga se acumulan en una situación cuya cronificación puede no ser sostenible en el tiempo. La incertidumbre empeora las cosas, ya que no hay planificación posible. Es lo que denunciaba en un foro para “repensar la sostenibilidad social” que se ha producido esta semana Dmitro Lubinets, comisionado para los derechos humanos en la Rada ucraniana y figura más destacada del activismo dentro del establishment. Lubinets exigía que el Gobierno tome medias para paliar la incertidumbre y las familias tengan la certeza de los recursos con los que van a poder contar. Por el contrario, advertía, continuará la tendencia al descenso del número de personas desplazadas internas, que achaca a un inseguridad económica. Esas personas estarían regresando a sus hogares en las zonas cercanas al frente e incluso a los territorios bajo control ruso, algo mucho más preocupante para Ucrania, que no puede permitirse el lujo de perder población en favor de Rusia.

Sin embargo, los primeros datos de los que se disponen indican que el nuevo plan de Zelensky no estará dirigido a mejorar la vida de la población, sino fundamentalmente a organizar el Estado a su antojo. Según recogía ayer el diario ucraniano Strana,  el primer punto del plan “es la lucha contra la desinformación, dijo Dmitry Litvin, asesor presidencial en materia de comunicaciones”. “La primera tarea, por supuesto, es contrarrestar la desinformación. El presidente ha determinado que el punto de información puede ser el primer lugar del que parta todo. Si la gente no entiende lo que está pasando o si los interlocutores no entienden la posición de Ucrania, entonces será difícil poner en práctica otros puntos”, insistió Litvin, que deja claro que el plan es el enésimo intento de mantener el apoyo social a base de crear un discurso único ante el que cualquier crítica será calificada de desinformación o bulo del enemigo. El segundo punto del futuro plan “es que las actividades del Estado sean comprensibles tanto para nuestro pueblo como para nuestros socios”. En otras palabras, continuar creando una realidad que sea útil al Gobierno para justificarse ante su población y lograr de sus aliados extranjeros las concesiones exigidas en cada momento. Es posible que los puntos posteriores busquen aliviar ligeramente el sufrimiento de la población ante la llegada del invierno y la fatiga de la guerra. Sin embargo, el hecho de que el control de la información y la consolidación del discurso oficial sea el punto de partida muestra que la población siempre ocupa una lugar secundario en los planes de las autoridades.

Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Reportes del frente archivados.

Registro

noviembre 2024
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930  
Follow SLAVYANGRAD.es on WordPress.com

Ingresa tu correo electrónico para seguir este Blog y recibir notificaciones de nuevas noticias.

Únete a otros 2.260 suscriptores

Estadísticas del Blog

  • 2.503.005 hits