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Batallón Azov, Biletsky, Donbass, Ejército Ucraniano, Extrema Derecha, Prisioneros de guerra, Rusia, Ucrania

Guerra civil en el movimiento Azov 

A primeros de julio de 2025, Peter Korotaev publicó en su web Events in Ukraine un importante artículo sobre lo que definía como la “guerra civil de Azov” o, más precisamente, el enfrentamiento entre sus dos principales facciones armadas: la Tercera Brigada de Asalto de Andriy Biletsky, hoy base del Tercer Cuerpo de las Fuerzas Armadas de Ucrania, y la 12ª Brigada Azov de Denis Prokopenko (Redis), unidad central del actual Primer Cuerpo Azov de la Guardia Nacional. En esa confrontación, “el joven y ambicioso capo Prokopenko” habría intentado “atacar al longevo Don Biletsky” que, según Korotaev, estaría llamado a salir victorioso del conflicto.

¿Hacia un conflicto violento entre las fuerzas de Azov? El caso Korynevych

El conflicto latente entre las fuerzas ligadas al movimiento Azov salió a la luz pública tras la brutal agresión sufrida el 13 de junio en Ivano-Frankivsk por el Mayor de la 12ª Brigada Andriy Korynevych, miembro de Azov desde 2014, participante en la “defensa de Mariupol” y actualmente con funciones de reclutamiento en la brigada de Prokopenko. Dos hombres enmascarados, armados con porras telescópicas y gases lacrimógenos, le atacaron a plena luz del día cerca de su casa, cuando se acercaba a ella junto a su esposa. La policía identificó a los agresores, y a sus cómplices, que resultaron ser miembros de la Tercera Brigada de Andriy Biletsky. 

Korynevych, además de acusar a algunos de los miembros del grupo atacante de vandalismo y bandidaje organizados, afirmó que el propio Biletsky estaba detrás de la paliza: «Conozco bien a Andriy Biletsky. Y entiendo que sin su aprobación o incluso una orden directa, estas cosas no ocurren«, declaró en un vídeo publicado en su página de Facebook. En el vídeo también mencionó las inclinaciones criminales y ambiciones políticas de Biletsky, apelando a los combatientes de la Tercera a reflexionar sobre lo que estaba sucediendo en la brigada.

La unidad de Prokopenko publicó un comunicado oficial solicitando la investigación de los responsables y su puesta a disposición de la Justicia. En paralelo, Svyatoslav Palamar, Kalina, subcomandante de la 12.ª Brigada Azov, reeditó el mensaje de Korynevych en su propia página de Facebook, asociando la acción contra su soldado con las palabras de «mezquindad y crimen«. «Todos los implicados en la paliza, y posiblemente en el intento de asesinato del militar, deben rendir cuentas. Tanto quienes lo golpearon como quienes dieron la orden«, resumió Palamar.

En un texto asociado «Sobre el nacionalismo ucraniano y Azov», Kalina criticó a los militares que «sustituyeron conscientemente los preceptos del nacionalismo ucraniano por un «romance criminal», y cambiaron el honor, la dignidad y la «hermandad» por una autoridad ilusoria, la adhesión a «conceptos criminales» y una «afiliación imaginaria a grupos de bandidos«. «No son amigos de Ucrania» y «no hay manera de llegar a un acuerdo con ellos«. «Quienes justifican los ataques a compañeros soldados con «conceptos de ladrones» definitivamente no son nacionalistas ucranianos. Un nacionalista ucraniano nunca ha vivido, no vive ni vivirá según los «conceptos» del bandidaje». Y más aún, no tiene, no tuvo ni tendrá derecho a arraigar la delincuencia y tales «conceptos» entre el ejército ucraniano«. Se trata de una denuncia, dirigida al grupo de Biletsky, que difícilmente puede interpretarse al margen de la habitual asociación en el lenguaje nacionalista ucraniano del concepto de bandidaje al mundo criminal ruso.

La Tercera Brigada no se ha pronunciado oficialmente sobre el ataque a Korynevych, aunque uno de los comandantes más representativos de la unidad, el Mayor Dmitry Kujarchuk, expresó su opinión (insistiendo expresamente en que era estrictamente personal) en su canal de Telegram. Culpó del incidente a una provocación, policial o de agentes extranjeros, pero criticó a la brigada de Prokopenko por aprovecharse de la situación, acusando implícitamente a la 12ª Brigada Azov de “delatar”. Según Kujarchuk, en Azov, este tipo de asuntos siempre se han tratado internamente, sin airear trapos sucios en público.

Las bases del conflicto y los discursos de ruptura asociados.

El ataque a Korynevych y las reacciones observadas evidencian, sin duda, la existencia de un conflicto latente en el movimiento Azov cuyas bases tienen raíces profundas. Se remontan a lo sucedido en el asedio a Mariupol, pero reflejan también la peculiar lucha por los recursos en la guerra y por el propio liderazgo dentro de Azov, un movimiento que ha tenido como característica esencial la pretensión de resolver los conflictos, externos pero también internos, a través de la violencia.

Los factores que explican la actual confrontación no sólo tienen relevancia en tanto que hechos objetivos en el conflicto, sino como elementos que determinan los discursos de ruptura que se asocian a ellos y que han llevado en Azov, en palabras de Korotaev, a una “tensión subjetiva que viene siendo comentada desde hace mucho tiempo en el ambiente militar y nacionalista”. La aparición y desarrollo de discursos de confrontación, deslegitimación y, de facto, ruptura entre las partes constituye un aspecto asociado central de lo que se perfila como un proceso de creciente y profunda separación dentro del movimiento Azov.

La crisis del asedio a Mariupol y la cristalización de brigadas por completo separadas

Los sucesos ocurridos durante el cerco de Mariupol en 2022, y el papel desempeñado por los distintos protagonistas durante la crisis de Azovstal, resultan fundamentales para entender el proceso de separación de las unidades del movimiento Azov. En realidad, la actual división en torno a las unidades de Prokopenko y Biletsky nace durante la crisis del asedio contra Mariupol.

La dependencia política de Biletsky de las diversas fuerzas de Azov empezó a alterarse cuando las tropas ucranianas en Mariupol, entre ellas el entonces Regimiento Azov, fueron rodeadas por el ejército ruso y Prokopenko asumió el liderazgo de la defensa de la ciudad, convirtiéndose en un símbolo de la “resistencia ucraniana”. La presencia de Biletsky en la lejana Kiev planteaba entonces dos cuestiones esenciales: ¿por qué no estaba en Mariupol junto a sus camaradas? y ¿por qué las tropas vinculadas a Azov fuera de Mariupol no realizaban un esfuerzo especial para ayudar a romper el cerco?

Ciertamente, las estructuras de Azov en Kiev pusieron en marcha iniciativas de apoyo en la ciudad sitiada. Por una parte, se estudiaron las posibilidades de una operación militar de desbloqueo, con presencia de fuerzas de Azov en la región de Zaporozhie; por otra, Maksim Zhoryn, uno de los principales apoyos de Biletsky, se convirtió en el principal organizador de las operaciones de envío de suministros básicos y de rescate de miembros relevantes de la estructura militar de defensa ucraniana en Azovstal. Entre ellos se encontraba Nikita Nadtochi que con posterioridad ocuparía temporalmente el liderazgo del Regimiento Azov.

El fracaso de los intentos de desbloqueo dejó, no obstante, un poso de insatisfacción entre los miembros del Regimiento Azov que confiaban en salir de Mariupol a través de algún acuerdo político o por medio de una operación militar. A ello se añadían dos hechos fundamentales: el aumento drástico de la autoridad y del carisma del líder de los resistentes de Azovstal, Prokopenko; y el propio control del Regimiento Azov por parte de hombres afines a Prokopenko que serían recompensados, en paralelo a la vuelta de Redis de Turquía, con la transformación del regimiento en brigada. De esta forma, convertidos en «héroes de la defensa de Mariúpol» ante la opinión pública, y reforzados institucionalmente dentro de las estructuras de la Guardia Nacional, el comandante de Azov, Denis Prokopenko, y sus camaradas empezaron a emanciparse de la tutela de Biletsky.

La orientación de Andriy Biletsky a la acción política antes de la guerra a gran escala facilitó su pérdida de control efectivo sobre el Regimiento Azov. La falta de una unidad militar paralela que pudiera competir con la de Prokopenko situó en posición de clara debilidad a Biletsky y a sus principales colaboradores, entre ellos Maksim Zhoryn. Para cuando Biletsky y Zhoryn consolidaron su Tercera Brigada de Asalto, la propia acción del Estado ucraniano, a través de sus estructuras militares y de Interior, había contribuido a cristalizar dos estructuras de poder por completo separadas -la nueva Tercera Brigada y la 12ª Brigada Azov de la Guardia Nacional-, sin un mecanismo de ordenación conjunta en la dimensión militar ni tampoco ya en la dimensión política, una vez liquidado el papel coordinador que en su momento ejercía el Cuerpo Nacional de Biletsky.

Los sucesos de Mariupol dejaron un nítido fondo de resentimiento entre los protagonistas. Muchos miembros de la actual Brigada Azov han fomentado la imagen de una resistencia que se llevó a cabo sin la ayuda de Biletsky y creen que, tras su resistencia en Azovstal –de la que se destaca siempre la capacidad de aguante sin recordar que fue la vieja fábrica soviética quien protegió a Azov y no al revés-, merecen mayor apoyo por su esfuerzo en la ciudad asediada y por su posterior cautiverio.

Es una posición que, desde la Tercera Brigada se ha tratado de contrarrestar recordando la acción de Biletsky en favor de los asediados en Mariupol. Pero algunos miembros de la Tercera Brigada han llegado a cuestionar el propio papel de Azov en Mariupol, poniendo en duda la propia consideración de Prokopenko y de sus comandantes como héroes de guerra. No en vano Redis y los suyos fracasaron finalmente en su propósito de defender la ciudad, dejando un enorme volumen de combatientes en cautividad en Rusia.

Estas actitudes llegan, por tanto, a poner en tela de juicio la propia capacidad militar de los líderes de la 12ª Brigada Azov, criticando no sólo su actuación en Mariupol, sino incluso en la acción militar actual. Así, algunas de las acusaciones contra Prokopenko no se limitan a señalar que su actuación en Mariupol supuso la destrucción de la unidad militar más efectiva de Ucrania y el desperdicio de cientos de hombres capaces. También critican la forma de combate actual de la brigada de Redis, con el lanzamiento de sus tropas a sangrientos ataques en oleadas humanas, en lo que constituiría una versión de la acción soviética que la élite militar ucraniana atribuye habitualmente al estilo de combate de la Federación Rusa.

Estos ataques responden, en gran medida, a la propia subestimación del papel militar de la Tercera Brigada por parte del Azov de Prokopenko. Así, en su valoración del caso Korynevych, Kujarchuk denuncia “las burlas a los heridos que no pudieron salir de las trincheras cerca de Bajmut, cuando nos llamaron el «tercer fango». El mando de la unidad, que controla menos de 10 kilómetros del frente, está exagerando las críticas contra la brigada que controla unos 60. Acusan a altos oficiales de inteligencia, que llevan combatiendo desde 2014, de participar en una «operación especial» contra un desconocido, que simplemente es el chófer de alguien sin experiencia en combate”.

La vuelta de Turquía de la cúpula de Azov

Lo ocurrido en Mariupol se vincula a otro elemento de confrontación relevante, ligado a la forma en que la cúpula del antiguo Regimiento Azov regresó a Ucrania. Su vuelta de Turquía, impulsada por el propio Zelensky, y de facto autorizada por Erdogan, se realizó en manifiesta violación de los acuerdos alcanzados con la Federación Rusa.

Se trata de una cuestión muy sensible en la Tercera Brigada, con acusaciones a Prokopenko de plegarse, a raíz del acuerdo de vuelta de Turquía, a los designios de la Oficina del Presidente, con Andriy Ermak a la cabeza (algunos de ellos han llegado a calificar, por ello, a Redis de “policía lameculos”); pero, sobre todo, de contribuir con su actuación a la retención indefinida de una parte importante de los soldados de Azov en Rusia, al margen en gran medida de los acuerdos de intercambio de prisioneros. Por ejemplo, en su confrontación con la brigada de Prokopenko, Kujarchuk hace mención expresa a la “interrupción de los intercambios debido a la salida no autorizada de Turquía, en contravención de los acuerdos” con Rusia, que suponían que los mandos de la Brigada Azov sólo podrían retornar a Ucrania al finalizar el conflicto. Korotaev recoge, en este contexto, la significativa denuncia de la esposa de un soldado del Regimiento Azov, aún preso, que llegó a describir a Prokopenko como “comandante infantil de Facebook” que, con su actuación, condenó a innumerables “combatientes comunes” a una estancia eterna en cautividad en Rusia por haber infringido las normas al regresar de Turquía.

Frente a ello, las habituales críticas de Prokopenko a la indiferencia del gobierno ucraniano ante la difícil situación de los prisioneros de guerra azovitas en territorio de la Federación Rusia resultan cada vez más vacías de contenido.

La lucha por los recursos y por el liderazgo

En un contexto en el que la base financiera de las unidades militares y policial-militares ucranianas depende, de forma directa o indirecta, del apoyo externo privado, el periodo de guerra posterior a 2022 ha acentuado al máximo la competencia por los recursos, ligada en gran medida a la competición por destacar qué unidades se posicionan como las más efectivas de las fuerzas de defensa. Si esta cuestión es en general relevante en el funcionamiento habitual de las unidades militares ucranianas, lo es aún más en el marco de las crecientes tensiones entre las unidades ligadas históricamente al movimiento Azov. Esta competencia por los recursos viene asociada una lucha paralela por el liderazgo, no sólo interno a cada brigada (donde Biletsky y Prokopenko parecen intocables), sino también al que afecta al peso político y militar de cada unidad dentro del estado ucraniano.

En el caso del grupo de Prokopenko, tras la mitificación de su acción en Mariupol, esta búsqueda incesante de recursos vino asociada desde 2022 a un fuerte impulso publicitario externo de la nueva Brigada Azov de la Guardia Nacional, tanto en el frente estrictamente militar como en el social, con un papel relevante del colectivo de mujeres de soldados de Azov. La acción publicitaria de la Tercera Brigada tardó en contrarrestar el protagonismo de la brigada de Redis en los años 2022 y 2023, pero en la actualidad resulta dominante en el espacio mediático ucraniano, y cada vez más en el occidental.

La competencia por los recursos ha contribuido a que las relaciones entre las unidades de Prokopenko y Biletsky se hayan vuelto cada vez más tensas. Dentro del Azov de Redis, la frustración había ido en aumento conforme se intensificaban las campañas publicitarias de Biletsky, un líder cuya tolerancia hacia la competencia resultaba de partida muy limitada, una circunstancia que ha facilitado que el enfrentamiento abierto saliera a la luz. Este enfrentamiento parece haberse extendido a las bases de reclutamiento, en concreto al grupo juvenil Centuria que se ha posicionado abiertamente a favor de Biletsky.

El control de los negocios de Azov

Como señala Korotaev, unos de los rasgos de las dos brigadas vinculadas al movimiento Azov es que están en general mejor equipadas que el resto de las unidades de las fuerzas militares y policiales del estado ucraniano, lo que plantea el debate sobre el origen de sus recursos y de su patrocinio. Además de las campañas de recaudación de fondos, basadas en acciones publicitarias, destacan en este punto otros dos aspectos relevantes: el apoyo de los oligarcas locales y el recurso a acciones delictivas o, al menos, cercanas a lo delictivo.

Las iniciativas publicitarias de captación de fondos

Las unidades militares ucranianas han recurrido de forma estructural, para completar su base económica, a campañas de recaudación de fondos, tanto dentro como fuera de Ucrania y es, en este punto, en el que aparecieron los primeros focos de tensión dentro de Azov, tal y como relata Moss Robeson en su artículo Azov vs Azov. Menciona en este sentido que, por iniciativa de Biletsky, se creó la organización benéfica «Support Azov» a mediados de 2022, pero que ésta cambió de nombre después de que la recién renovada Brigada Azov lanzara la iniciativa paralela «Azov One» a principios de 2023, en gran parte porque los combatientes de esa brigada no se beneficiaban de lo recaudado a través de la acción impulsada por Biletsky.

Robeson veía en todo ello un paso relevante hacia una potencial ruptura que también acabó extendiéndose al servicio de patrocinio compartido “Azov’s Angels”. Pronto el grupo de Prokopenko decidió también lanzar ahí su propio servicio.

El apoyo de los oligarcas

Con muchos oligarcas ofreciendo apoyo económico a cambio de “protección”, en los círculos políticos ucranianos se destaca sobremanera el apoyo que ofrece a las distintas brigadas de Azov por Rinat Ajmetov, el hombre más rico de Ucrania y propietario de la fábrica Azovstal de Mariupol. Un ejemplo reciente es la asignación de apartamentos a mandos de la Brigada Azov, entre ellos Bohdan Krotevich y el propio Denis Prokopenko, en el complejo residencial de lujo «Novopecherskie Lipki» de Kiev, comprados y luego cedidos por el oligarca a los comandantes de Azov.

Sin embargo, en este camino de obtención de apoyos oligárquicos ha destacado el papel de Biletsky, un hecho que ha contribuido a incrementar el descontento del grupo de Prokopenko. El menor acceso a apoyos económicos externos limita, en este sentido, el potencial de consolidación de los distintos grupos procedentes del movimiento Azov como alternativas, no sólo respecto a otros colectivos políticos o militares, sino también en el marco de competencia entre las unidades de Biletsky y de Prokopenko. Superar financieramente al adversario dentro del movimiento puede ser decisivo en esta lucha por el poder, en especial si se pretende volver a unificar las fuerzas para confrontar a los adversarios.

Los negocios menos limpios

Hay también otras vías menos limpias de acceso a los recursos en los que las estructuras tradicionales de Azov, lideradas por Biletsky, han mostrado importante éxito: los negocios menos limpios o, directamente, ilegales. Korotaev llama la atención, en este punto, sobre la acusación de Korynevych de que uno de sus atacantes tenía antecedentes en ataques armados contra repartidores/mensajeros de dinero en metálico, lo que resume en el término “bandidaje” dirigido al grupo de Biletsky. Según Korotaev, el Azov de Biletsky siempre ha sido famoso en Ucrania por este tipo de acciones, con relevantes aportaciones de periodistas nacionalistas anti-Azov al respecto, en particular en el ataque realizado contra el grupo de Biletsky por Artem Furmanyuk. Este publicista hace expresa mención en su denuncia a asesinatos por encargos, violencia contra minorías, atracos a sucursales bancarias y vehículos de transporte de fondos desde 2014.

En este contexto también deben mencionarse, sin embargo, las acciones de protección de empresas privadas por combatientes de la Guardia Nacional, ligados a la Brigada Azov o no. La protección a las fábricas y plantas de Ajmetov se sitúan en este contexto de actuación policial-militar que se desarrolla a cambio de fondos económicos.

La realización de este tipo de actividades requiere, desde el luego, del apoyo político institucional y así, para muchos comentaristas ucranianos, durante mucho tiempo, Azov habría actuado como el ejército privado del grupo Turchynov-Avakov-Pashinsky durante su etapa en el poder. En esa dimensión política, el control de Biletsky sobre las estructuras de Azov facilitó notablemente su posicionamiento como referente central para el control de estas actuaciones.

Durante el periodo álgido de estas actividades de Azov, un personaje clave en su organización fue el bielorruso nacionalizado ucraniano, Sergei Korotkij, Botsman (Contramaestre). Korotaev señala que Korotkij habría actuado como supervisor de todo este sistema de flujos financieros. El papel central de Botsman en la obtención de recursos para Azov ya fue mencionada por Serhii Filimonov para explicar su alejamiento de Azov y la posterior creación de Honor. Probablemente, la puesta en duda de su papel en este sistema de obtención de fondos estuvo también en el origen de la final salida de Azov de Botsman, rescatado no obstante dentro de las estructuras del GUR de KIrilo Budanov.

La crisis de liderazgo

El control de las fuentes de ingresos esconde, en última instancia, una lucha por el liderazgo y el control de las fuerzas procedentes del movimiento Azov. Y es en este punto en el que se centra en la actualidad gran parte de la controversia entre las partes.

La defensa de Biletsky en la Tercera Brigada

En el discurso de los miembros de la Tercera Brigada es precisamente en la cuestión del liderazgo donde se centran los ataques por la actuación de la 12ª Brigada Azov. Así, por ejemplo, el alférez de la Tercera Brigada de Biletsky, Serhiy Bevz, Spoloj, señala en su página de Facebook que una de las claves de la crisis es la ruptura de lealtad al líder histórico, Andriy Biletsky. En referencia al comandante, señala que ahora “la «juventud revolucionaria» niega la autoridad e intenta devaluar todo lo que el Konovalets del siglo XXI hizo y hace«. Apenas un día después, Bevz compartió la publicación de otro azovita de la Tercera Brigada, Yarik Korol, en la que apoyaba a Biletsky como “líder del fenómeno que llamamos el Movimiento Azov” por lo que las declaraciones en los medios y las acusaciones sin fundamento en su contra, sobre un conflicto personal (o no personal) entre combatientes, son inapropiadas y parecen un sabotaje destinado a dividir el movimiento. En la misma línea, el Mayor Kujarchuk insiste en que los críticos de Biletsky en la 12ª Brigada Azov son “diablos que se han entregado al sistema”.

El ataque a las ambiciones políticas y al bandidaje de Biletsky en la Brigada Azov

Andriy Biletsky se ve, de hecho, sometido a un llamativo proceso de deslegitimación en la Brigada Azov. Y, más allá de los sucesos de Mariupol, el principal ataque del grupo de Prokopenko contra Biletsky se centra, en realidad, en las ambiciones políticas del líder histórico del movimiento Azov.

Según Korynevych, Biletsky siempre ha tenido esas intenciones y planea dedicarse a la política después de la guerra, con toda Ucrania llena de carteles con su rostro, como si la campaña electoral ya hubiera comenzado. Y afirma: “Chicos de la Tercera, pregúntense esto: ¿es por una Ucrania liderada por gánsteres que no dudan en organizar ataques por su cuenta que todos luchamos ahora?”. No se trata solo de la crítica a unas ambiciones políticas, sino también a las formas de gestión de un liderazgo que se percibe como propio de un movimiento mafioso. Korynevych lanza claramente, en este sentido, la acusación de bandidaje contra la unidad de Biletsky y afirma que «gana dinero» ocultándose tras sus subordinados.

Según Korynevych, Biletsky tiene desde hace tiempo una reputación muy cuestionable: diversos delitos, encubrimientos, extorsión e incluso rumores de asesinatos. Pero nunca ha rendido cuentas y, refiriéndose al ataque sufrido, continúa con su actividad nada patriótica. Aprovechándose del heroísmo y determinación de la Tercera Brigada, Biletsky sigue lucrándose, a juicio del Mayor de la brigada de Prokopenko, ganando dinero, influencia, reputación y popularidad política. En la misma línea, el subcomandante Kalina, en referencia inequívoca al entorno de la Tercera Brigada, habla del romanticismo de los ladrones, de la devoción a las «reglas criminales» y de la afiliación a grupos mafiosos.

Estas acusaciones encuentran respuesta en defensores de la Tercera Brigada que, como el apodado Doc (o Dock), al referirse a los apartamentos de lujo repartidos en Kiev por Ajmetov, afirma apelando a Orwell que “algunos son más iguales que otros”. Tomando como fuente a combatientes de la Guardia Nacional afirma que algunos soldados cercanos a Prokopenko tienen dos o más apartamentos en zonas exclusivas de Kiev, mientras que otros tienen unidades modestas en zonas más desfavorecidas, o incluso ninguna.

El posicionamiento de Centuria y los valores de Azov

En las cuestiones relativas al liderazgo resultan decisivos, en cualquier caso, los procesos de reclutamiento. Y ahí un aspecto destacado es el control que ejerce Biletsky sobre Centuria, la organización juvenil que constituye una base importante de reclutamiento en el movimiento Azov, en especial en la Tercera Brigada. La declaración de Centuria sobre el caso Korynevych resulta, en este sentido, el más destacado posicionamiento pro-Biletsky en el conflicto. Sin mencionar el caso Korynevych, la declaración señala, respecto al líder Biletsky que “siempre ha sido para nosotros un Guía en la Idea Nacional”, en referencia a la Natsiocracia que constituye uno de los principios centrales de la ideología del movimiento Azov y recuerda el papel de Centuria como organización capaz de atraer a esa causa a “miles de jóvenes ucranianos activos, listos para el desarrollo personal y la defensa de la Patria de enemigos externos e internos”.

En referencia crítica a la posición de la 12ª Brigada Azov, Centuria afirma estar “profundamente decepcionados por el comportamiento poco viril de los representantes de la unidad de la que provenían sus hermanos mayores”. “En lugar de resolver el conflicto, como exige el honor, hemos visto cómo se convertía en presión mediática para obtener dudosos dividendos en acalorados debates y titulares”, antes de finalmente acusar a los promotores del ataque a la Tercera Brigada de avanzar “por el camino de la vergüenza”.

En su crítica a la brigada de Prokopenko, Centuria introduce en el debate la cuestión del respeto valores de Azov. Unos valores entre los que, por supuesto, se encontrarían, como señala Kujarchuk, la idea central de que “el ejército es un colectivo de hombres” que resuelven sus conflictos internamente, sin sacar la ropa sucia a relucir fuera de casa.

Hay una evidente voluntad de patrimonialización de los valores en los sectores pro-Biletsky. En esa línea, Kujarchuk insiste en que “ser azovita no es llevar un galón” sino que implica “cumplir con los principios establecidos por Andriy Biletsky y la primera generación de azovitas”, principios entre los que nunca habrían estado “la bajeza y la mezquindad”. Y termina lanzando una acusación al grupo de Prokopenko: “Creo en la decencia de muchos en la 12ª brigada de la Guardia Nacional. Pero quienes toleran tal comportamiento no tienen derecho a llamarse azovistas ni nacionalistas. Muéstrense en el campo de batalla, y no inventando provocaciones impregnadas de sus fantasías”.

El intento de patrimonialización de los valores de Azov en torno al grupo de Biletsky se extiende a las críticas que ciertos miembros de la Tercera Brigada, como Doc, dedican al acercamiento de la brigada de Redis a posiciones ajenas al ultraderechismo nacionalista. Así, se indigna de que esposas de miembros de la 12a Brigada, Kateryna Prokopenko a la cabeza, se relacionen con «representantes de la comunidad LGBT» y “los hípsters”, compartiendo con ellos los símbolos azovitas. Según Doc, “actualmente este grupo de voluntarias y esposas de combatientes de Azovstal les está diciendo a todos que sean tolerantes con la comunidad LGBT y el feminismo”, anatemas esenciales en la brigada de Biletsky (y entre gran parte de los miembros del propio grupo de Prokopenko).

La violencia como método de resolución de conflictos

Un rasgo fundamental del movimiento Azov, incluyendo los grupúsculos previos que están en su origen, ha sido el recurso a la violencia contra sus adversarios. Presente en las fases previas al golpe de Maidan, Azov se constituye en realidad en la fase de represión de la oposición que sigue a ese golpe, pasando de las acciones violentas en Járkov a la integración formal en la Guardia Nacional como unidad represiva policial-nacional. La dimensión represiva organizada del Batallón Azov inicial se vio pronto complementada con la acción paramilitar de las distintas estructuras paralelas del movimiento y del posterior Cuerpo Nacional. Se trata de una violencia que se usa, de forma igualmente organizada, en la lucha del nacionalismo ucraniano contra los residuos de la oposición prorrusa en Ucrania, con fuerte propensión al ataque de las estructuras empresariales de esta oposición, en especial en el ámbito de los medios de comunicación (salvo, por supuesto, que exista acuerdo y contraprestación económica para una cierta protección).

El uso de esta violencia deja de centrarse en algún momento en la oposición externa para redirigirse ocasionalmente contra la oposición interna dentro del nacionalismo e incluso de las propias fuerzas vinculadas, actualmente o en el pasado, a Azov. Uno de los principales momentos en este avance hacia la utilización de la violencia interna, anterior al caso Korynevych, fue el que llevó a la salida de Serhii Filimonov de Azov para formar Honor. En el desarrollo del proceso de ruptura pudo comprobarse la forma de actuar propia de las bandas armadas.

En su artículo sobre la Tercera Brigada de Biletsky, Korotaev menciona otros casos de violencia contra el mundo nacionalista, con escándalos periódicos de participación de sus combatientes en asaltos y otros enfrentamientos. Así, por ejemplo, en el verano de 2024, la periodista Anna Kalyuzhnaya denunció amenazas de Dmitry Kujarchuk, y sus subordinados. «Amenazan con matarme y con violar a mis padres delante de mis ojos«, escribió Kalyuzhnaya en Facebook, afirmando que probablemente esos mensajes le los envían los compañeros de Kujarchuk. El conflicto comenzó después de que Kalyuzhnaya criticara en redes sociales a los «políticos y sus aliados mediáticos» de la Tercera Brigada que, ante la amenaza de una ofensiva a gran escala de la Federación Rusa contra Borova, requerían más medios ante la falta de reservas en esa dirección, en la típica lucha mediática por el control de los recursos. En respuesta, Kujarchuk publicó una lista de «periodistas deshonestos», que incluía a Kalyuzhnaya. «Solo recuerden los nombres de quienes están derramando la sangre de mis hermanos caídos en Avdiivka. Estos son los nombres de quienes menospreciaron la hazaña de la Tercera de Asalto y a mi batallón, que aseguró la retirada de las tropas ucranianas. Ustedes no son periodistas. Son la vergüenza de la nación ucraniana«, sentenció. El propio Kujarchuk confirmó posteriormente la autenticidad de su correspondencia con la periodista, pero negó haberla amenazado de ninguna manera. Calificó sus declaraciones como «una orden contra la brigada«.

La violencia es también una práctica asumida en caso de indisciplina interna. Según Korotaev, tanto Biletsky como Prokopenko hablan con entusiasmo en entrevistas sobre cómo cualquier alteración de la disciplina se castiga con dureza dentro de las unidades vinculadas a Azov.

En este contexto, Furmanyuk también ha llamado la atención sobre el número de suicidios misteriosos entre altos cargos azovitas opuestos a la dirección, en especial durante el periodo de reinado conjunto de Biletsky junto a Sergei Korotkij.

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