Entrada actual
Armas, Donbass, DPR, Ejército Ucraniano, Estados Unidos, LPR, Rusia, Ucrania, Zaluzhny, Zaporozhie

Sorpresas que no deberían serlo

El tiempo pasa y continúan proliferando los artículos que explican por qué la ofensiva ucraniana no ha avanzado según el ritmo esperado y justifican la esperanza que hay que mantener en la capacidad de Ucrania de lograr sus objetivos en el cambio de táctica que observan en los últimos tiempos. El más reciente ha sido publicado por The New York Times, que, aunque siempre desde la voluntad de hacer ver unas dificultades superables y una ofensiva que finalmente ganará impulso, da ciertos datos relevantes para comprender el desarrollo de los acontecimientos. Desde que se anunció la preparación de la ofensiva, cuya dirección solo podía ser el frente de Zaporozhie hacia Crimea, por lo que no hubo ninguna intención de ocultar los objetivos, las armas occidentales han sido el principal argumento ucraniano para construir una narrativa de victoria segura.

Pese a carecer de la cobertura aérea necesaria y sin tener en cuenta el potencial artillero ruso, el anuncio del envío de tanques Leopard y otros blindados de países de la OTAN -para cuya reparación continúa habiendo problemas entre Alemania y Polonia- fue el argumento perfecto para iniciar una campaña que instalara como certeza una derrota rusa que obligaría a Moscú a aceptar las exigencias de Ucrania. Y aunque Kiev no dejó de exigir más cantidad de blindados, más munición y otro tipo de armamento, fundamentalmente misiles de largo alcance y aeronaves de combate de la OTAN, los tanques Leopard se convirtieron en la cara de una propaganda que producía memes que, aparentemente, una parte de la sociedad ha creído como reflejo de la realidad. De ahí la sorpresa de los primeros días de la ofensiva, cuando Ucrania aún intentaba negar el inicio y presagiaba un gran golpe que llegaría pronto, las imágenes de Leopards y otros vehículos blindados enviados por los países occidentales destruidos comenzaron a publicarse en las redes sociales y medios rusos.

Las dificultades del inicio de la ofensiva ucraniana no son nuevas y han sido ya repetidas tanto por analistas militares como por los propios comandantes sobre el terreno. Ucrania ha chocado con unos campos minados que sorprendentemente no parecía considerar un obstáculo y no ha conseguido llegar siquiera a la primera de las tres líneas de defensa con las que Rusia espera mantener el frente e impedir el ansiado avance ucraniano hacia Berdiansk, Mariupol y Melitopol. Kiev se ha encontrado también con un uso más preciso de la artillería rusa, mejorado por el creciente uso de vehículos no tripulados, un mayor papel de la aviación, especialmente de los helicópteros de combate, y los daños que están causando los drones kamikaze.

Según The New York Times, Ucrania perdió en las primeras dos semanas el 20% de los vehículos enviados al frente de Zaporozhie, pérdidas que se redujeron posteriormente al 10% a base de enviar columnas menos pobladas. Entre esas pérdidas estaría, por ejemplo, 28 de los 99 Bradleys que iba a recibir la 47ª Brigada Mecanizada, 15 de ellos en una misma batalla. “Teniendo en cuenta que la 47ª era la única brigada que inicialmente iba a recibir Bradleys, esto significa que casi un tercio de los vehículos iniciales se ha perdido”, confirma The New York Times. También los ansiados Leopards han sufrido en el frente de Zaporozhie. Al menos diez de ellos han quedado dañados o destruidos en los campos de batalla. “Presumiblemente, se perdieron en luchando con la 33ª Brigada Mecanizada, una de las tres unidades desplegadas en los inicios de la contraofensiva y que iba a recibir 32 Leopards según los documentos de planificación de Estados Unidos del 28 de febrero. Eso supondría que la brigada ha perdido un 30% de los Leopards que ha recibido, todos salvo dos en la primera semana de lucha”, escribe el medio.

En esta fase inicial, que dura ya prácticamente seis semanas sin que Kiev haya logrado ningún éxito relevante, se han producido ya dos cambios obligados de táctica. Las grandes columnas de tanques y blindados, que como le ocurriera a Rusia en las primeras semanas de su intervención, sufrieron enormes bajas, desaparecieron rápidamente. En el frente de Donbass comenzaron a aparecer grupos más pequeños y con mayor capacidad de movilidad que tampoco han logrado resultados significativos. La lucha cuerpo a cuerpo continúa en lugares como Marinka y Avdeevka, donde las partes tratan de atacar con avances que no siempre pueden consolidar.

Ahora, admitiendo una parte de esas pérdidas que han podido verse en las imágenes que ha publicado Rusia, los medios occidentales buscan, no solo los motivos del lento inicio de una contraofensiva que esperaban le diera a Ucrania la iniciativa de forma definitiva, sino las soluciones. Ucrania ha cambiado de táctica, nos confirma The New York Times, para pasar a tratar de hacer el mayor daño posible a las tropas rusas en la retaguardia utilizando su artillería de largo alcance. La táctica de minar los nudos logísticos, destruir polvorines y atacar a Rusia en la retaguardia era evidente y se esperaba como primer paso, antes de que los Leopard, Bradleys y otros vehículos occidentales se dirigieran al campo abierto de Zaporozhie para llegar a la línea fortificada rusa. La escasez de imágenes con grandes explosiones de depósitos de munición confirma que no se están produciendo éxitos como los que permitieron a Ucrania hacer inviable la defensa de Jersón y los territorios de la margen derecha del Dniéper. Consciente de la importancia del frente informativo, Kiev no duda en publicar toda imagen que pueda destacar sus éxitos y minar la moral rusa, un argumento repetido durante meses y que los medios han adoptado con total naturalidad. La moral rusa estaba por los suelos, la calidad del armamento occidental hacía imposible que el equipamiento de diseño ruso o soviético sobreviviera a la ofensiva y los mandos rusos serían incapaces de responder a las modernas tácticas de un ejército que ha dejado de ser soviético para convertirse en miembro de facto de la OTAN.

Ese es también el discurso de Valery Zaluzhny, el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania que ya obtuvo una portada en la revista Time, que le dio el calificativo de héroe, y al que The Times calificó de general Jedi. Gran parte de su narrativa es la lucha contra el legado soviético en el ejército ucraniano, una modernización estética que, en su caso, se traduce en la inclusión de todo tipo de parafernalia banderista. Esa lucha contra el legado soviético no es solo interna sino también externa. “Tras la lucha contra el enemigo ideológico soviético interno”, afirma The Washington Post normalizando completamente como soviético cualquier alternativa a la OTAN, “ahora se enfrenta al externo, uno que elogia la misma herencia que Zaluzhny quería erradicar”. Ese enemigo soviético que loa ese legado no es otro que Valery Gerasimov, un general al que solo en la propaganda más burda puede considerarse seriamente como nostálgico soviético, y al que Zaluzhny dice admirar como un “enemigo que es muy inteligente”. “Inteligente y, por lo tanto, tortuoso. Aún es muy fuerte. Hay que respetarle como tal y buscar formas de matarle. Porque esa es la única manera de ganar”, afirma en la entrevista concedida a The Washington Post el héroe ucraniano, que anuncia también que atacará Crimea en cuanto disponga de los medios para hacerlo. Apenas unas horas después, la amenaza de Zaluzhny se ha cumplido y Ucrania ha atacado nuevamente el puente de Kerch, causando daños materiales y vidas humanas, civiles rusos cuyas vidas no importan ahora como no importaron durante los años en los que Ucrania bloqueó el paso del agua del Dniéper para arruinar la agricultura de la península y dificultar al máximo el suministro de agua corriente.

“En cuanto tenga los fondos, haré algo. No me importa una mierda, nadie me lo va a impedir”, afirma de forma explícita en una entrevista en la que promete también atacar Rusia. “Para salvar a mi gente, ¿por qué tengo que pedir permiso a nadie para hacer nada en el territorio enemigo? Por algún motivo, tengo que pensar que no se me permite hacer nada allí. ¿Por qué? ¿Porque Putin va a…usar armas nucleares? A los niños que están muriendo no les importa”, afirma Zaluzhny, que en su soberbia se jacta también de que “si nuestros aliados tienen miedo de usar sus armas, les mataremos con las nuestras”. La contención que Estados Unidos busca en esta guerra, que pretende financiar hasta el final, pero de la que espera que se mantenga siempre en territorio ucraniano, sin desbordar esas fronteras ni arriesgarse a un enfrentamiento directo con Rusia, corre peligro en manos de un general dispuesto a infringir incluso los términos de sus propios aliados y al que la inteligencia estadounidense ha apuntado como figura clave en los atentados contra el Nord Stream.

“El tío va vestido de general, pero su humanidad es lo que le hace especial”, afirma, en referencia a Zaluzhny, en el reportaje publicado por The Washington Post Oleksiy Reznikov. Como en el caso de Zaluzhny, también en el de Reznikov, la humanidad se termina en la línea del frente. El actual ministro de Defensa de Ucrania es recordado, al fin y al cabo, por ser el representante de Kiev en el proceso de Minsk que comparó a Donbass con un tumor y que calificó a la zona como “enferma mental”. Tanto Reznikov como Zaluzhny, miembros del ala más dura de la administración Zelensky optan por la guerra hasta el final como única salida al conflicto. Para ello, el aumento del flujo de armas es el prerrequisito fundamental. También la prensa ha adoptado abiertamente ese discurso. Comprobado que los Leopard no van a lograr por sí mismos la victoria contra Rusia, es precisa una nueva wunderwaffe, un arma milagrosa en la que poner sus esperanzas. Tras los Javelin, los Bayraktar, los HIMARS y los Leopard, y aún a la espera de los F-16, las bombas de racimo parecen ser la nueva esperanza con la que infligir un elevado número de bajas en el bando ruso al tiempo que se protege a toda costa a Ucrania de dar un dato mínimamente real de las bajas que está sufriendo.

Siempre y cuando los intereses de Ucrania sigan alineándose con los de los países occidentales, el apoyo mediático a la guerra va a perdurar y lo hará también la protección que se brinda a Kiev en forma de ausencia de preguntas incómodas y una decisión consciente de publicar el relato ucraniano como verdadero, incluso cuando es evidente que es cuestionable. “Kiev afirma que sus tropas avanzan, pero no ha ofrecido mucho detalle”, afirmaba ayer Associated Press, posiblemente consciente de que esos avances son limitados o inexistentes, pero necesarios para mantener la narrativa y no admitir que la guerra siempre se ha dirigido hacia un final no concluyente en el que ninguna de las partes podrá derrotar completamente a la otra. El término stalemate, punto muerto, ha comenzado ya a aparecer, no solo en los medios, sino en boca de oficiales de los distintos servicios de inteligencia de Estados Unidos. La guerra está “un poco en punto muerto”, firmó John Kirchhofer, jefe de personal de la DIA, Defense Inteligence Agency, que insistió en que ninguna de las armas de la OTAN es “por desgracia, el santo grial que está buscando Ucrania y que les permitiría romper el frente a corto plazo”. Sin embargo, mientras sigan existiendo armas que Estados Unidos no haya entregado a Ucrania, continuarán apareciendo nuevas wunderwaffe, todo ello para evitar que se instale en el discurso la idea de que es posible que la opción militar no logre los maximalistas objetivos marcados por Kiev.

Comentarios

Aún no hay comentarios.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Reportes del frente archivados.

Registro

Follow SLAVYANGRAD.es on WordPress.com

Ingresa tu correo electrónico para seguir este Blog y recibir notificaciones de nuevas noticias.

Únete a otros 47K suscriptores

Estadísticas del Blog

  • 2.251.277 hits